Primero la pasé por esmeril de banco para sacar las costras de la forja y posibles marcas puntuales. Dado que el proceso de forja fue muy prolijo el esmerilado fue prácticamente acariciar la hoja por el esmeril (la agarro sin guantes, si la hoja se calienta hasta ser insoportable es porque me estoy pasando la mano)
Con pura piedra. Primero compré una de esas piedras de asentar largas que tienen dos colores y a empapo en agua (la sumerjo). Fijo la daga a una tabla con un tornillo y le paso la piedra de asentar en el sentido de la hoja, como si estuviera cepillando una tabla. Primero el lado grueso, después el lado fino. Procurando borrar todas las rallas del proceso anterior.
Por último utilizo una piedra Arkansas, que se ocupa para afilar herramientas de joyería (yo la heredé, una nueva cuesta como 40 mil pesos... aunque son prácticamente eternas). Esta piedra se pasa al aceite y muy suave.
La piedra Arkansas pueden reemplazarla por una lija muy fina, también al aceite y lograrían efectos similares.
Un dato para pulir con piedras: Si pasan la piedra por el lado largo logran emparejar mejor posibles problemas de la forja, pero es más demoroso pues la piedra se adapta menos a las tutumas. Pasarla atravesada es más rápido pero la hoja puede quedar más dispareja (con cráteres). En lo personal recomiendo pasarla a lo largo lo más posible y después, cuando consideren que ya la hoja está "satisfactoriamente poco culebreada" pásenla atravesada para pulir los últimos rincones.
Se me olvidaba: esta daga también está con tuerca e hilo (el hilo hecho en la misma espiga, no soldado). Luego remaché el hilo sobre la tuerca para que ésta no se desatornille.