Bueno, cuando uno trabaja en la fragua no se tiene un termómetro a mano para determinar la temperatura del metal en cada momento. Al trabajar simplemente, vale decir martillar, esto no importa mucho, se va viendo por cachativa. Sin embargo los tratamientos térmicos sí necesitan de una cierta presición al momento de saber cuánto calentar. Hay dos fenómenos visibles que nos pueden determinar la temperatura de un acero: los colores el revenido y el brillo.
Colores del revenido:
Es el primer cambio que se aprecia en un acero (si está pulido) al calentarlo, y corresponde a diferentes capas de oxidación que ocurren a diferentes temperaturas. Estos colores van cambiando a medida que se calienta el metal, sin embargo no se revierten al enfriarlos. Vale decir, un metal que se calentó a cierta temperatura va a teñirse de un cierto color, y al enfriarse sigue conservando ese color, hasta que se vuelva a pulir el metal. Aquí va una lista con los diferentes colores del revenido en función de la temperatura correspondiente:
200°C: Sin color
220°C: amarillo claro
230°C: amarillo
240°C: amarillo oscuro
255°C: bruno amarillento
265°C: bruno rojizo
275°C: rojo púrpura
285°C: violeta
295°C: azul oscuro
310°C: azul claro
325°C: gris
330°C: se pierde nuevamente el color
Otra cosa es el brillo del metal, el cual corresponde a la radiación del espectro electromagnético del material, emisión de energía en forma de luz producto de los saltos electromagnéticos de los electrones. Cada elemento tiene frecuencias específicas y definidas de brillo (De hecho, en eso se basa la espectrometría de emisión atómica, basándose en qué frecuencias emite un material, comprobar que elemento es). Sin embargo, a rasgos generales (a simple vista) todos los elementos emiten luz aproximadamente en los mismos colores a las mismas temperaturas.
650°C comienza el rojo oscuro
700°C rojo oscuro
800°C rojo cereza
900°C rojo claro
1000°C salmón
1100°C naranja
1200°C amarillo limón
1300°C blanco
Dado que a las primeras temperaturas el color es muy poco intenso, es necesario que haya poca luz para poder apreciarlo bien (por eso muchos herreros templan al amanecer, para percibir bien los colores).
Por esto mismo, junto a la subjetividad en general al momento de ver los colores hacen que este método sea poco preciso. Sin embargo, para el uso que se le da acá a los tratamientos térmicos el método de los colores sirve bastante bien.
Voy a subir pronto algunas fotografías explicativas con los cambios de colores.